...echándose de nuevo en el camastro
y el calor de esa tarde sofocante.
El jadeo se le nota ya anhelante
y chasquea la lengua el medicastro.
y el calor de esa tarde sofocante.
El jadeo se le nota ya anhelante
y chasquea la lengua el medicastro.
Pone Juana la jarra de alabastro
debajo del jadeo agonizante
y mira con angustia aquel semblante
donde deja la muerte ya su rastro.
debajo del jadeo agonizante
y mira con angustia aquel semblante
donde deja la muerte ya su rastro.
El silencio se agita en un gemido:
todos se estremecen en el pavor
de un suspiro en el aire interrumpido.
todos se estremecen en el pavor
de un suspiro en el aire interrumpido.
En la puerta se escucha un ladrido,
la vieja se santigua con horror:
nada queda, Velázquez ya se ha ido.
la vieja se santigua con horror:
nada queda, Velázquez ya se ha ido.
Maravilloso, no puedo decir más. Siempre me quedo sin palabras ante usted. Un beso
ResponderEliminarPoco más se puede decir, que ya quisiera yo, ser recordado de esa manera.
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