Con los fastos nefastos del curita
las arcas quedaron con telarañas;
y ahora viene y nos dice, el sibarita,
que dispuesto se encuentra con sus mañas
para volver y acabar con la guita
que nos pueda quedar en las pestañas.
¡Amiguito del alma, truhán de fallas,
bribón, por qué de una vez no te callas?
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