Nos están quitando las
medicinas,
subiendo los impuestos
indirectos,
la luz y, lo que a todos los
efectos
parece aún peor, las
gasolinas;
sólo falta que, como a las
gallinas,
sus dedos glotones por los
rectos
nos metan para ver si hay
efectos
para gravar por sus ansias
caninas.
Y mientras, digo yo, y las
tarjetas,
los coches oficiales,
asesores,
comilonas, los móviles, las
dietas,
los viajes de todos los
colores,
¿se les han olvidado a los
señores?
¡Pues que hagan como con las
recetas!
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