Por su honor, ¡un valiente caballero!
De su honor, ¡el más bravo defensor!
¡Mira, mira, el gran Camps, bruñidor
que es, de su renombre, el primero!
A la más dura de las lides fiero
ha de entrar, ¡hidalgo acojonador!,
si es la muerte heroica por su honor
lo que, al cabo, le aguardará postrero.
Sólo un pero le pongo, eso sí:
en las cuentas, artista más que el Gran
renombrado y temido Capitán
que es sabido que en puro frenesí
me puso por su financiero plan
al que entonces mandaba por allí.
Aunque de su bolsillo ni un real
en ello se gastó el curi-chaval.
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