“No conviene legislar en caliente”,
nos decía la Tere de la Vega;
y después pasaba que la colega
tampoco legislaba fríamente.
Es lo propio de gente
incompetente:
excusas para diferir la siega;
luego pasa que el invierno
llega
y no tienes abasto suficiente.
Pero tonta del todo no es la
tía:
por su censo no tuvo que dar
cuenta;
percibe paga rica y suculenta
y, si esto no es bastante
todavía,
con lo que le pagamos la
elementa
se ha puesto cara nueva y tan
contenta.
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